Comencé en Buenos Aires cuando todavía estaba estudiando en la universidad. Uno de mi profesores, Federico Laboureau, me invitó a asistirlo en un shoot y desde entonces empecé a trabajar con él en varios proyectos en los que aprendí mucho. Cuando terminé la facultad, decidí viajar a Nueva York y conocí a Chufy (Sofía Sanchez de Betak), que tenía un proyecto muy interesante con diseñadores argentinos llamado “Under Our Sky”. Volví un tiempo a Buenos Aires y la ayudaba desde allí, así pude también tramitar mis papeles de trabajo para poder volver. Fui su asistente por tres años, pero empecé a extrañar la parte creativa del estilismo que siempre me gustó tanto y decidí enfocarme por entero en esa área. Fue una transición difícil pero muy rica y aprendí muchísimo haciendo estilismo para revistas más chicas, tests con modelos y conociendo gente nueva. Lo que hago me permite un crecimiento constante porque uno está siempre mutando, buscando cuál es nuestro estilo y manteniendo el balance entre lo comercial y lo creativo, que es lo que más nos gusta.
Entre mis clientes están VOGUE, ESQUIRE, GQ, Harper's Bazaar, Arquitectural Digest, Condé Nast Traveler, ELLE, L’Officiel, Design Scene, MAXIM, Swarovski, Ferragamo, MANGO, Roger Vivier, Nine West, L’OREAL, Kérastase, Shu Uemura, CHUFY, Globe Trotter, Spencer Vladimir, Harvey Faircloth, Moroccan Oil y Ramy Brook, entre otros.